Una misión básica y fundamental de la FIFA es la prosperidad del fútbol femenino y, sin lugar a dudas, la participación femenina en el deporte rey ha crecido en los últimos años. Sin embargo, todavía queda margen para el desarrollo, incluso en aquella naciones líderes en esta modalidad, como Estados Unidos, campeona de la Copa Mundial Femenina de la FIFA™.
Antes de su participación en la segunda edición de la Conferencia de la FIFA sobre el Fútbol y el Liderazgo Femeninos, que se celebrará en la sede de la FIFA el lunes 7 de marzo, el Presidente de US Soccer (la Asociación Estadounidense de Fútbol) y miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA, Sunil Gulati, se reunió con FIFA.com para conversar sobre el desarrollo del fútbol femenino y de los cambios sociales que todavía son necesarios para conseguir un mayor crecimiento en el mundo entero.
¿Cuánto compromiso existe en estos momentos entre los líderes del fútbol mundial para potenciar el papel de la mujer en el fútbol e incrementar la cantidad de mujeres en los puestos de liderazgo?
No el suficiente. Pero está mejorando. Se necesitarán diligencia, laboriosidad y persuasión continuas por parte de todos aquellos que están dispuestos a conseguirlo y que entienden que, con ello, no sólo mejoraríamos la participación de las mujeres, sino también el deporte en general. Éste es el objetivo, y éste es el desafío.
El hecho de que todavía se requiera una conferencia sobre la mujer con una fecha específica para instar a la consecución de dicha potenciación significa que todavía queda un largo camino para llegar a ella, ¿no es así?
Efectivamente. La auténtica prueba de que hemos alcanzado los objetivos que deseamos desde un punto de vista social se produce cuando no se precisan ni metas específicas, ni asignaciones ni puestos reservados. Estamos muy lejos de eso, por lo que debemos seguir trabajando con diligencia. La situación difiere bastante entre los distintos países, e incluso en algunos casos dentro de un mismo país. Se necesitará tiempo, pero con algunas cosas vale la pena ser paciente.
¿Qué similitud guarda el fútbol con la sociedad por lo que respecta al papel de las mujeres?
Creo que el fútbol refleja muy bien los problemas sociales. No me extraña que algunos de los países que ofrecieron un gran rendimiento en las primeras ediciones de la Copa Mundial Femenina fueran los escandinavos y Estados Unidos, donde el papel de la mujer había cambiado un par de décadas antes que en otros lugares del mundo. Otras naciones están poniéndose al día: la función de la mujer ha cambiado, y la participación y el énfasis en el deporte femenino en general, y en el fútbol en particular, también. Creo que el fútbol plasma muy bien los problemas sociales. La buena noticia es que existe la manera de concentrar el interés de la sociedad en él; la mala es que a la sociedad todavía le queda un largo camino que recorrer en muchos de estos aspectos, y por lo tanto tenemos que seguir trabajando en ellos.
¿Es justo decir que el caso de Estados Unidos es incluso más insólito, porque el fútbol femenino ha crecido mucho más en popularidad e intensidad sobre el terreno de juego que el masculino?
La segunda observación, la del rendimiento sobre el terreno de juego, es sin duda muy exacta. La selección femenina de Estados Unidos es la campeona del mundo, mientras que los hombres nunca han estado ni siquiera cerca de conseguirlo. Por lo que respecta a la popularidad y al crecimiento, el fútbol masculino existe desde hace mucho más tiempo, y en él se han invertido muchos más recursos y una liga profesional. El fútbol femenino ha conquistado muchos éxitos deportivos, e incluso ganó la primera Copa Mundial Femenina en 1991, y mucho de todo esto se debe a la legislación específica del país, que fomenta el hecho de que, en la universidad, los deportes femeninos resulten especialmente atractivos. Esto ha traído consigo grandes cambios en la financiación universitaria de los deportes femeninos y cambió bastante su dinámica. Sin embargo, el fútbol masculino lleva practicándose mucho más tiempo y siempre se le ha dado una gran relevancia.
Sin embargo, ¿se podría decir que, culturalmente, en Estados Unidos el fútbol posee un carácter mucho menos “masculinizado” que en muchos lugares del mundo?
Creo que en eso tiene usted razón. Culturalmente, del 45 al 48 por ciento del total de futbolistas inscritos son niñas y mujeres. Esto es insólito. Incluso cuando la FIFA llevó a cabo un estudio sobre el fútbol femenino en el mundo, lo efectuó por confederaciones, pero añadió un subapartado concreto sólo para Canadá y Estados Unidos, que son excepcionales desde el punto de vista del liderazgo femenino y de la participación.
¿Ha visto que otros países y confederaciones hayan emulado algunos de estos aspectos que menciona?
Llevará tiempo. Se necesitará liderazgo por parte de los cargos directivos y mucho tesón por parte de las personas que lideran el movimiento del fútbol femenino. En mi opinión, algunas de las medidas que la FIFA está adoptando ahora ayudarán, pero al final se requerirá mucha inversión y no sólo en las selecciones nacionales, sino también en el fútbol base, porque todo esto debe empezar por la participación y las oportunidades. Está ocurriendo en algunos lugares a mayor velocidad que en otros, pero todavía queda mucho por hacer.
¿Entonces diría que la piedra angular de todo no debería ser necesariamente el éxito en la Copa Mundial Femenina, sino también en la formación de la cantera y en el desarrollo de las bases?
Ambas cosas pueden ir de la mano, ¿no? Porque, si tienes éxito y cuentas con competiciones importantes en el programa femenino y con un éxito clarísimo en ellas, esto proporciona ejemplos y modelos a seguir a las jugadoras jóvenes. Pero, para todas ellas, tiene que haber una forma de iniciarse en el fútbol y de participar en él. Realmente, las oportunidades de financiación de las bases serán lo que genere todo lo demás. No obstante, como digo, no se puede separar una cosa de la otra. El Mundial femenino es un buen ejemplo. Cuando celebramos la Copa Mundial Femenina de la FIFA en Estados Unidos, muchas jóvenes empezaron a jugar al fútbol. Pero, antes de eso, ya tenían oportunidades a su disposición para conseguirlo: había un mecanismo, un vehículo. Sin embargo, de repente, muchas más muchachas empezaron a participar en el fútbol. Por consiguiente, está claro que ambas cosas van de la mano.
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