La Selección de Estados Unidos de Fútbol Femenino ha empezado a jugar su partido más importante. Cinco jugadoras de la que es probablemente el mejor combinado nacional del mundo- o por lo menos así lo dice un palmarés en el que reluce el oro con dos medallas olímpicas y tres cetros mundiales- se han plantado en nombre de todo el equipo con una demanda contra la Federación de soccer del país para exigir que su salario sea igual o mejor que el de la selección masculina.
La diferencia con sus homólogos masculinos es abismal. La selección que dirige Jürgen Klinsmann no puede presumir de sus hazañas a nivel global, pues ocupan el trigésimo puesto en el Ránking FIFA y es cierto que dominan en la Copa Oro, pero en los mundiales tan solo han conseguido llegar a cuartos en Korea y Japón. Sin embargo, su salario (el de los hombres) es de media un 40% más alto por jugar en la selección a pesar de que cerraron el presupuesto del año pasado con pérdidas y la femenina aportó hasta 16 millones de beneficios a la Federación tal y como afirma el abogado que las representa.
El vestuario de esta Selección de Fútbol Femenino de Estados Unidos– capitaneadas por nada más y nada menos que Hope Solo, Carli Lloyd, Megan Rapinoe, Alex Morgan y Becky Sauerbrun– se han hartado de esta brecha salarial y no les ha templado el pulso con una demanda que deja en jaque la Federación. El letrado que lleva la causa, Jeffrey Kessler, reclama ahora en los tribunales lo que las jugadoras se han ganado sobre el verde: “Se puede argumentar que, basándose en su éxito, tienen derecho a un salario más alto todavía, pero la ley requiere al menos el mismo salario“.
Esta no es una cuestión económica según Kessler, sino es una lucha por el “reconocimiento” a un equipo que lo ha ganado todo- el último gran título fue la Copa del Mundo de 2014– que está muy por encima de sus compañeros varones. En Estados Unidos, el interés por el fútbol femenino es mucho mayor que el masculino e incluso en los últimos ha sido capaz de generar mucha más audiencias detrás de la pantalla- y en los estadios también- que otros deportes como el béisbol o el baloncesto, aunque en las nóminas sigue existiendo una discriminación salarial muy grande.
El New York Times recogía las declaraciones de la actual balón de oro, Carli Lloyd, que afirmó que “hemos sidos prudentes esperando que la federación hiciera lo correcto y nos compensara de manera justa”, aunque no ha sido así y es ahora el momento- según Hope Solo– “de tener los mimos derechos que los hombres y la misma remuneración“, declaró al mismo periódico.
La Comisión de Igualdad de Oportunidades ya tiene la demanda en su mano y se ha puesto en marcha con una investigación con la que llegar a un acuerdo, aunque de no lograrlo puede apelar y tratar de imponerlo en busca de ese gol que otorgue al Fútbol Femenino estadounidense lo que es suyo. Por su parte, la Federación guarda silencio.
Imagen: Mike Erhmann
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